Armin Greder (2015). La isla. Lóguez Ediciones.
Una mañana, los habitantes de las isla encontraron a un hombre en la playa, donde la corriente del mar y el destino habían arrastrado su balsa. Él se levantó cuando los vio acercarse.
No era como ellos.
La isla es un libro enigmático. Un libro que dice muchas cosas en muy pocas páginas, un libro que conmueve con unas cuántas imágenes, un libro que uno quisiera tener cerca cuando se viven horas de contradicción.
En sí, el libro mismo es una imagen que nos representa —una metáfora— como seres humanos, quienes frente al miedo y la diferencia levantamos murallas, cerramos puertas y condenamos a quien es forastero negándole el acceso a los terrenos de nuestro diario vivir.
En La isla no hay nombres propios, solo oficios y muchas preguntas, con algunos consensos; pero uno se inquieta al reconocer que no siempre todos los consensos son justos o razonables… A veces esto se sabe con plena conciencia, pero no se discute para no contrariar la decisión de la mayoría.
Este libro abre muchas perspectivas de interpretación de cara a los migrantes, a la democracia, a la justicia y a esas actitudes que el miedo es capaz de desencadenar en los seres humanos frente a quien no es ‘normal’ como todo el mundo.
Las ilustraciones del libro nos ubican en las escenas de la cotidianidad —subtítulo del libro— de las personas de La isla, pero también en una suerte de espacio mental en el que nos sentimos pesados, contrariados, asaltados por el enigma. Un libro que esconde una llave que abre muchas reflexiones y conversaciones entre sus lectores de todas las edades.
Un libro que le mereció a su escritor e ilustrador, el suizo Armin Greder, el premio Manzana de Oro en la Bienal de Bratislava (2003).
Alebrije-LIJ 